Estimados colegas, autoridades nacionales e internacionales, seres queridos y amigos:

Hoy es un gran día para mí. Asumir la presidencia de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora es un honor que recibo con humildad y con el firme compromiso de servir a nuestra comunidad con dedicación y respeto.

Quiero comenzar expresando mi más sincero agradecimiento a quienes han sido pilares fundamentales en mi vida.

A mis padres, por haber luchado para que yo pudiera estudiar y por enseñarme el valor del esfuerzo, la ética y la perseverancia. Mamá, Papá, sé que están presentes de algún modo. A mis hijos, mi mayor orgullo y fuente inagotable de inspiración. Como suelo decir, afortunadamente son una versión muy mejorada de mí. 

A todos y cada uno de mis maestros, quienes me supieron guiar con sabiduría y paciencia en el camino del conocimiento y la vocación. 

A mis amores en general, porque en cada etapa de la vida me han brindado apoyo, compañía y la energía necesaria para seguir adelante y muy especialmente hoy a la persona que me acompaña y me aconseja a diario enfrentando con entereza y valor los avatares de la vida misma. 

A todos aquellos que me ayudaron incondicionalmente, a los que me negaron literalmente su ayuda, pero sobre todo a aquellos que han fingido intentar darme una mano cuando más lo necesitaba y les creí. Les aseguro que estos últimos fueron una fuente inagotable de combustible y que cada decepción la he transformado en energía para seguir adelante.

Y por encima de todo, quiero agradecer a Dios, en quien creo a pesar de la realidad cotidiana porque en medio del caos, la incertidumbre y las contradicciones de la vida, su presencia me ha dado fortaleza, claridad y la convicción de que siempre hay un propósito mayor.

Nuestro trabajo nos une por medio de un lazo que implica vocación, arte y ciencia. La cirugía plástica es más que una especialidad médica; es un compromiso con la transformación, la restauración y el bienestar de nuestros pacientes. Pero también es una comunidad, una hermandad que debe fortalecerse con los valores de la camaradería, la confraternidad y la concordia.

Si no estamos juntos, perdemos. 

Nuestra especialidad solo podrá crecer si dejamos de lado divisiones y trabajamos en unidad. 

Es por esto que hoy los invito a mirar hacia adelante, dejando atrás diferencias y desencuentros. Hago un sincero llamado a trabajar por una SACPER donde la colaboración y el respeto mutuo sean la base de nuestro crecimiento. 

Que cada desafío nos encuentre unidos, que cada éxito sea un triunfo compartido y que cada obstáculo sea una oportunidad para fortalecer nuestros lazos.

Los que me conocen saben que me gustan las rimas y para cerrar este momento, quiero compartir versos que se relacionan con lo antedicho y creí oportuno citar:

No hay poder más alto que el lazo sincero,

ni gloria más pura que el gesto fraterno.

Cuando el alma del otro se torna mi espejo,

nace un nosotros, profundo y eterno.

No manda el orgullo, no rige el mandato;

construye el encuentro quien da sin temor.

La unión no es destino, ni azar, ni contrato:

Es llama elegida, es acto de honor.

Confraternidad: palabra sagrada,

templo invisible que al hombre engrandece.

Allí donde uno su mano entrelaza,

el mundo florece, la sombra fenece.

Que nuestras huellas sean de unión y compromiso. Que nuestra senda sea la del respeto y el trabajo conjunto. Y que el camino que construyamos hoy sea el legado para las generaciones venideras.

Como suelo decir, espero estar a la altura.

Muchas gracias. 

Dr. Jorge Ricardo Wetzel
Presidente SACPER
Buenos Aires, 10 de abril de 2025.

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Discurso de asunción del presidente de SACPER período 2025-2026 Dr. Jorge Ricardo Wetzel

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